La creacion
 


Carlos Arredondo
Edinburgh, May 2004

Nacer de una primavera, una flor, o una mujer buenamoza
provoca un júbilo
profundo y duradero en el tiempo.

Salí,
Como todos,
retorcido y enredado
en olorosos y distinguidos
jugos maternales.
Escuché decir en ese esperado y preciso momento
"que viva un largo y feliz camino"

Allí estaba.
Con mis puños desafiantes
y apuntándolos al aire mientras
ella,
tendida dolorosamente en una
cama sangrante, yo,
con mis ojos cerrados,
recibía mis primeros elogios.

Fuerte, fatigoso, resignado, peligroso,
riguroso y compacto fue
el parto de esta joven sin oficios conocidos.
Pero, allí estaba firme
en poseso de un valioso documento.

No me vi nacer
de la manera en que nunca vi nacer
un jesuita propenso a la ira.
Pero sentí,
que mi diminutivo y amado cuerpo,
no pudo evitar los gritos primaverales de la alegría.
Mi primera sonrisa
lo hizo.

 

 
© Carlos Arredondo 2007